Funciones de la argumentación
Normalmente, y más aún en el campo jurídico, no solo se pretende argumentar para hacer más aceptables ciertas conclusiones.
En el caso de Lydia, vemos que las partes se dirigen al juez que lleva el caso.
¿Qué tratan de hacer al exponer sus argumentos?
Pretenden que el juez acepte su punto de vista. Que el juez considere que su punto de vista es más aceptable o razonable.
En otras palabras, pretenden convencer o persuadir al juez.
En este curso no distinguiremos entre convencer y persuadir, porque he llegado a la conclusión de que no aporta nada en la práctica.
Los argumentos normalmente tienen como función persuadir o convencer a una audiencia o auditorio. En este caso, el juez es ese auditorio, pero en otros puede ser el jurado o incluso la opinión pública.
Luego, aparte de la función esencial de los argumentos: hacer más aceptable la conclusión o cierta opinión que es expresada en la conclusión, mediante las premisas;
También tiene como función frecuente la de persuadir o convencer a alguien, a un auditorio, de tal opinión.
Por supuesto, los argumentos también pueden tener funciones secundarias que no son ni esenciales ni normales. Es posible que un argumentante pretenda impresionar a alguien de su inteligencia, tal vez quiera confundir (algo que sucede a menudo cuando se sabe que se tienen buenas razones), incluso se puede ganar tiempo con argumentos. Estas funciones secundarias, aunque estratégicas, no son tan importantes para nuestro estudio, así que no las tomaremos en cuenta.